viernes, 11 de abril de 2008

ANTE TODO, SINCERIDAD


Normalmente cuando nos referimos a cualquier tipo de conflicto se nos viene a la mente la imagen de una discusión, de una pelea, un enfado… sin embargo, un conflicto puede ser también la toma de decisiones, la elección entre varias posturas.

Intentar ponerse en la postura de la parte con la que se tiene el coflicto, es decir, cambiar nuestro punto de vista e intentar comprender aquella postura que genera entre ambas partes un mal entendimiento, una mala comunicación, es una de las tareas por excelencia que se lleva utilizando desde que puedo recordar. Ya nuestras madres, o nuestras profesoras en el colegio nos decían: ¿A ti te gustaría que te hicieron tal o cuál? ¿Cómo crees que se siente él/ella?

Ponerse en la piel de otra persona, intentar sentir en tu propio cuerpo sensaciones o sentimientos que la situación puede estar generando en la otra parte, no es tarea fácil. Pienso que antes debemos haber trabajado otro tipo de habilidades relacionadas con la propia persona, relacionados con el propio conocimiento de sí mismo. ¿Cómo podemos pedir a alguien que piense, que comprenda otros puntos de vista ni siquiera es capaz de defender el suyo, argumentar al menos su postura aunque sea de forma débil o, como yo digo… si no es capaz de ser sincero consigo mismo?

Desde mi punto de vista, las personas deben en primer lugar dejar salir todos sus sentimientos, ser sinceros y dar nombre a aquella sensación que angustia su pecho, que le hace temblar las manos. No existen excusas del tipo: no se puede expresar con palabras. Se puede intentar, se pueden utilizar metáforas, gestos… Lo que quiero decir es que cuando una persona es completamente sincera consigo misma, cuando no le da miedo decir que siente rabia, envidia, rencor… aunque moralmente sepa que esos sentimientos no deberían estar ahí, sólo cuando se destapa completamente y queda desprotegido es cuando podemos exigirle que se ponga en el otro punto de vista. Ya no hay nada que interpretar, que intentar decir de otro modo para que suene más suave o para que los demás no crean que es “mala persona”. Si el individuo ha tenido la suficiente confianza y valor para dejar salir tal cual sus sentimientos, creo que es el único momento de sinceridad donde intentará realmente ver la situación desde otros cristales. ¿Por qué? En mi opinión, porque cuando esos sentimientos salen a la luz, la persona no se siente a gusto con ellos, son una carga de la que quiere despojarse y si la vía es comprender otras posturas, creo que estará más receptivo a ellas, más comprensivo y con ganas de poner solución al conflicto.

Pero, ¿qué ocurre si la persona ya se ha despojado de esos sentimientos, es capaz de describirlos, de casi hacérselos sentir a quien tiene delante, qué ocurre cuando esa persona puede perfectamente entender las diferentes posturas que puede adoptar la situación, y al hacer balance decide no solucionar el conflicto?

Las personas tenemos cierta libertad. Libertad para elegir. El que en la mayoría de las ocasiones no la utilicemos plenamente nuestra libertad (y me refiero a que en la mayoría de las ocasiones dejamos que las situaciones decidan por nosotros, es más fácil de esta forma atribuir el fracaso y las consecuencias desagradables a la situación y no al “me equivoqué”), no significa que no esté ahí. Lo que no nos dijeron es que elegir, decidir fuera tan difícil. Pues bien, en mi opinión, cuando llevamos a cabo tareas de resolución de conflictos pidiendo a las personas un cambio de perspectiva, puede darse la vuelta a la tortilla. Puede que esa persona haya barajado las opciones, haya entendido todas las posturas y aún así decida quedarse en la suya. ¿Qué está ocurriendo? ¿Lo estamos haciendo mal como mediadores? ¿Esa persona realmente no está poniéndose en la postura del otro o realmente las ha puesto en la balanza y ha ganado ella?

Creo fundamental para la resolución de conflictos unos argumentos fuertes, reales y coherentes con la situación. Cuando nuestros argumentos derriban muros, cuando nadie es capaz de darnos una alternativa posible, ¿cómo podemos solucionar el conflicto? Cuando la persona decide que no quiere solucionarlo, que no merece la pena o simplemente no quiere, aunque entiende la postura del otro, solucionar la situación, creo que es el momento de máxima sinceridad.

¿Por qué me centro tanto en el tema de la sinceridad? Porque creo que una de las principales habilidades sociales que debemos tener es el ser capaces de conocernos, de desentrañar todos nuestros sentimientos, nuestros pensamientos ya que éstos guían nuestra acción, nuestra manera de relacionarnos con el mundo. Si somos capaces de conocernos y de no tener miedo a admitir lo que sentimos, podremos realmente tomar decisiones, sean cuales sean.

Creo que no podemos juzgar a una persona porque haya decidido mirar hacia delante y no querer solucionar la situación. No si esa persona ya tiene una visión amplia del conflicto, no si esa persona no encuentra en las otras perspectivas argumentos que derrumben su muro. Esa persona habrá elegido y con esa elección las consecuencias derivadas. Quizá el conflicto está ahí, pero tú has tomado la decisión de que se quede ahí. Creo que el tener este conocimiento, el sacar de nuestro interior el conflicto y verlo como un camino que se puede elegir o no, deja de hacernos daño porque deja de ser parte de nosotros para convertirse en una piedra del camino con la que tropezamos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo Mary en que el ser sincero con uno mismo es muy importante, y el analizar bien lo que se siente y saber que es, es vital. Aunque a veces es muy dificil identificar cada cosa que sientes, o el porque estas de un estado de ánimo u otro, porque precisamente cuando nos encontramos ante un conflicto llega el momento de tomar decisiones, y aqui es donde convergen distintos aspectos de la personalidad.

Pero en todo este entramado que forman los conflictos en nuestra cabeza me parece tambien importante el autocontrol, es decir, no ser una persona reactiva, sino como vimos en el cuatrimestre pasado ser proactivos y todo lo que ello conlleva.

Pienso que muchas veces actuamos sin pensar, no reflexionamos lo que hacemos o simplemente en ese momento no queremos o no podemos ver las multiples alternativas que se nos presentan, por eso es importante el marcar un alto en el camino para poder dilucidar diferentes opciones que se encuentran a nuestro alcance

Respecto a lo que dices de qué pasa cuando una persona comprende el otro punto de vista y no intenta solucionar el conflicto, me parece una cuestion muy controvertida, y que se ve influida por muchos condicionantes externos, ya sean cuestiones de orgullo, el que siempre ceda la misma persona, por falta de autoestima,..., no se, creo que no se podría dar una solución única y que cada uno tendría unas razones diferentes.

Un besito guapa!!!

LARA

Ana dijo...

Creo que hay que diferenciar conflicto interno de conflicto externo, muchas veces, como dices decidimos no solucionar nuestros problemas con otras personas, ni siquiera queremos ponernos en su punto de vista, y estamos en todo nuestro derecho de decidir con libertad. Tendríamos que plantearnos por qué hacemos eso, por qué preferimos no resolver ese problema, porque tal vez lo que está detrás es un conflicto interno que nos impide iniciar el proceso autoreflexivo necesario para afrontar la solución del conflicto interpersonal.
Un beso.

Anónimo dijo...

Ana, respecto a lo que dices,el otro dia en mi grupo estuvimos discutiendo sobre ello, sobre el conflicto interno y el externo, y llegamos a la conclusión de que en muchas ocasiones ese conflicto interno desemboca en un conflicto externo, porque no somos los mismos si llevamos un problema en la mochila, porque no solemos comportarnos igual, asi pues, veriamos como ese conflicto interno aunque llegara a solucionarse tal vez todavia nos quedaría uno exterior, y entonces ¿no volveriamos a entrar en conflicto?

Tengo la impresión de que todo es una gran espiral donde cuando acabamos de cerrar abrimos otra con nuestras decisiones. Y por otra parte...cada vez que tenemos que tomar una decision ¿entramos en un conflicto interno?

¿Sabes? cada día comprendo más eso de que el ser humano es muy complicado...jajajaja

Besitos!!

Lara

Anónimo dijo...

Lara, dices que es como una gran espiral y no se si te refieres a que siempre estamos metidos en contradicciones y conflictos de todo tipo. En mi opinión los conflictos se acaban cuando uno mismo lo decide.
Dicen que dos no se pelean si uno no quiere... quizá con esto pase igual. En el momento en el que decidamos finalizar con la situación, ser fuertes, mirar hacia delante y asumir las consecuencias, entonces desaparecerá el conflicto. Quedará nostalgia, tristeza... no se... pero ¿conflicto en si mismo? creo que ya yo.

Anónimo dijo...

Hola

Qué bueno.

Bienvenidos a la complejidad.

Si dispusiéramos de más tiempo trabajaríamos este elemento de conflictos internos con más profundidad. Un conflicto externo muchas veces es una externalización de asuntos o conflictos internos. Trabajando lo externo muchas veces trabajamos lo interno y viceversa.

Cuando exploras diferentes perspectivas y tu visión de una situación se vuelve más compleja y completa, estás en mejor disposición para decidir. Puede que surjan otros asuntos, pero al menos puedes decidir teniendo en cuenta más información. Lo importante no es cómo juzgas tu decisión ( correcta / incorrecta, justa / injusta; apropiada / inapropiada ) sino el hecho de decidir y comprobar que el flujo sigue, que obtendrás información al respecto. Con tu decisión generarás expectativas sobre el mundo y recibirás algún tipo de feedback, que dependerá de dichas expectativas.

Si eres consciente de dichas expectativas (si te conoces mejor) le podrás sacar más partido a la información que obtengas.

Y está muy bien no tener que solucionar nada, como te dije en clase, dependerá de tus propósitos, de tu comprensión en ese momento de la situación, de lo que decidas. No existe un "tener que" una obligación a tener que hacer necesariamente algo al respecto. A veces esperar o no hacer (siendo consciente de ello) es lo mejor.

En todo caso agradezco la reflexión. Seguiremos con esto, cuenta con ello.

Un saludo

Alejandro

Anónimo dijo...

Mary, dices q para ti un conflicto acaba cuando uno quiere, yo pienso q eso no siempre es así.

Un conflicto te puede surgir ante una toma de decisiones, cuando tienes un dilema, cuando no tienes clara una idea... y hay veces que por mucho esfuerzo que pongas el conflicto no se va, o surge otro nuevo.

Por eso digo q en ocasiones ese final no depende de uno mismo.

1 besito!

KRIS

Anónimo dijo...

Pero no puedes esperar a que la situación decida por ti.
Si el conflicto es tomar una decisión,cunando no tienes una idea clara... ¿no termina cuandodecides, cuando buscas respuesta a esa idea confusa?

Creo que para solucionar un conflicto (si es que lo quieres solucionar, que ya hemos visto que no es la única opción ni la mejor)tienes que tomar una serie de decisiones, tienes que elegir entre un camino u otro...

En mi opinión, lo que pasa en algunas ocasiones es que las consecuencias con las que nos podemos encontrar no son agradables y claro, es más fácil echarle la culpa a la situación (las cosas ocurrieron así, está todo dicho, no se puede hacer nada...) que a nosotros mismos... s nuestros errores...

Pero vamos, es solo una opinión.

Un besito y gracias!

Anónimo dijo...

Claro que hay que intentar siempre buscar una solución al conflicto, opino lo mismo que tú.

Pero en realidad estamos hablando de conflictos fáciles, pero cuándo la cosa se complica? cuándo te vienen muchos problemas y no sabes resolverlos? no sé si será por las habilidades o por qué pero hay mucha gente que sin comerlo ni beberlo se encuentran en su vida diaria con problemas que no saben solucionarlos, y no llegan a salir nunca del hoyo.

Besis!!

KRIS