martes, 27 de abril de 2010

¿TE ESTÁS COMPARANDO CONMIGO?


¿Te estás comparando conmigo? Esta pregunta era la última que me hubiera esperado en la conversación. ¿Qué si me estaba comparando contigo? ¿Cómo podría compararme? Te puedo decir que me sentí no sólo desconcertada, sino incluso avergonzada de que hubieras pensado que podía llegar a compararme contigo. Por supuesto que no. Es más, creo que respondí con un NO rotundo.


La verdad es que la pregunta no sólo me desconcertó por pensar en que hubieras imaginado que me podría estar comparando contigo, sino porque en el fondo, no llegaba muy bien a entender el porqué de la misma.


¿Compararme? Para mi compararme implica sentirme en un mismo nivel, en un mismo punto, en caminos paralelos… ¿Cómo puedo compararme con alguien que está a años luz de mi, que cuando yo empiezo a andar, él ya ha vuelto? No puedo.
Y en ese momento, Juanjo me lanzó otra idea. Quizá no se refería a que te estuvieras comparando tal y como lo estás entendiendo tu, sino más bien… ¿hacia dónde quieres dirigirte? ¿Con qué estándares estás comparando lo que haces, cómo lo haces, lo que piensas…? ¿Cuáles están siendo tus estándares para medir tu propia competencia? ¿Te estás midiendo conmigo?


¡Vaya! Esta nueva manera de verlo me hizo volver la mirada hacia otro lugar. No es la osadía de compararme con alguien, sino cuál es el ideal al que me he propuesto llegar, cuál es el estándar que utilizo para decidir hasta qué punto estoy actuando, continuando, aprendiendo, equivocándome de una u otra forma, y cuánto de lejos me encuentro de este estándar.


La verdad es que una de mis últimas bitácoras, aquella con la que comencé de nuevo a escribir, reflejaba sin darme cuenta todos aquellos obstáculos o todos aquellos miedos que me estaban amenazando, todo aquello que me decía a mí misma que no lo estaba haciendo bien, que me estaba desviando del camino, que no se acercaba a aquello en lo que yo creía como ideal, al menos en ese momento, que me alejaba de dichos estándares ¿Puede ser que quizá mis estándares están demasiado alejados de la realidad? ¿Puede que esté utilizando estándares demasiado exigentes? ¿Por qué esa necesidad de compararme? ¿Todo el mundo maneja ciertos estándares en aquello que hace? Y…¿cómo romper con estándares que están limitando mi capacidad para ver mi propio avance, mi propio proceso de aprendizaje?


Son algunas dudas que me empezaron a surgir después de aquella conversación. Aún no lo tengo muy claro, pero me he dado cuenta de que la visión ideal y real que tengo de mi misma buscan coincidir y que el hecho de que cada vez lo vea más alejado hace que la frustración me impida seguir y buscar nuevas soluciones que me ayuden a encaminarme de nuevo a ese ideal Y es que no es quizá tanto la meta a la que llegar sino el camino que voy recorriendo… y creo que sin darme cuenta me lo estoy perdiendo.


No sé todavía si tu pregunta se refería a lo primero o a lo que luego Juanjo me planteó…pero ha dado lugar a ser consciente al menos de que yo también tengo unos estándares, de pensar sobre cuáles pueden estar siendo y acerca de la coherencia y exigencia de los mismos.

No hay comentarios: