lunes, 15 de diciembre de 2008

SIN SABER CÓMO HE LLEGADO AQUÍ…


Para comenzar con esta reflexión, voy a seguir un comentario que Alejandro dejó en la otra. Se nos educa en saber, no en no saber y hacer algo al respecto.


La posición de no saber es en el fondo una situación incómoda, una sensación de estar perdida, de haber perdido el rumbo. Como mencionaba Alejandro en su comentario, nos enseñan constantemente a saber, y esto nos lleva a buscar una explicación rápidamente a aquello que evidencia que aún no sabemos algo, y el problema de esta búsqueda desesperada hacia el seguro es, en muchas ocasiones, conexiones que no sé hasta que punto responden a una reflexión real o más bien a concepciones e ideas que hemos interiorizado a lo largo de la vida. Ideas por otra parte, como la que se reflejaba en la anterior reflexión, como la de ser lo que sabemos.


En esa misma bitácora yo misma me daba cuenta de que situarme en ese punto me limitaba, limitaba mis esfuerzos por encontrarme cómoda en esa situación de no saber, en esa situación de tener que seguir indagando. No quiero decir que después de escribir todas esas interpretaciones hayan desaparecido. Es más, seguramente seguirán haciéndose visibles en determinados momentos aunque yo no me de cuenta. Sin embargo, ahora juego con ventaja…ahora sé un poco más… (que irónico…defendiendo la potura del no saber desde el lado en el que sé un poco más que ayer…).


¿Cómo?


Bueno, seguramente hayan influido muchos factores pero la clase de Tim Ingarfield a la que asistí el jueves 11 tiene mucho que ver y es por ello por lo que me gustaría compartir algunas ideas con vosotros que a mí me hicieron pensar:


“A veces, al ser interrogado, te das cuenta o eres más consciente de aspectos ante los que antes no te habías parado a pensar.” Cuando hablamos de ser interrogado no hace falta imaginarnos en una sala a oscuras con una bombilla iluminando nuestra cara y con tres hombres trajeados de la mafia italiana con cara de duda…. ¿Cuántas veces no nos hemos interrogado a nosotros mismos? ¿Cuántas veces no nos han asaltado las dudas?


Podemos investigar sobre lo que hacemos pero no quedándonos ahí, sino dando un paso más, estudiando y reflexionando también en cómo hacemos lo que hacemos y porqué hacemos lo que hacemos, e ir introduciendo cambios en cualquiera de esos tres nieveles.


“Cada persona, para sentirse competente, tiene que valorar lo que hace, su competencia a partir de sus propios estándares”. Está claro además qué, depende de lo que analicemos, cómo lo hagamos y porqué llevemos a cabo este análisis, las conclusiones a las que podemos llegar serán muy diferentes.


De manera que, si cada persona se analiza y reflexiona sobre si misma (quien lo haga, porque yo ya no supongo ni obvio nada… entre otras cosas, el que la gente se pare a pensar un poquito en el porqué de sí mismas) lo hará de acuerdo a unos estándares, de acuerdo a una serie de creencias que ha ido construyendo y que ayudan a hacer comparaciones para, al fin y al cabo, obtener información.


Es en este momento donde conecto las dos reflexiones (ésta y la anterior)… ¿Desde qué estándares me estaba midiendo? ¿Desde qué ideas estaba construyendo mi propias señas de identidad?


Creo que, aunque me negara a ello, los estándares estaban utilizándose desde la posición del saber, es decir, toda explicación debía pasar antes por esta concepción. Como señalé, creo que esta posición o este tipo de ideas limitan a las personas porque, ¿qué ocurre cuando no sabes? Si pensamos en términos de aprendizaje, no desde lo que sé sino desde lo que aprendo, desde cómo lo aprendo, desde hacia dónde podría aprender… ¿No da la sensación de que queda algo abierto, de que hay más, de que no hay límites ni barreras?


“La experiencia crea la estructura…” y lo importante es ver cómo analizamos dichas estructuras. No es tanto tener distinciones en la manera de pensar, de crear significados, de construirlos, sino la manera de relacionarlos, de comprenderlos, porque creo que este punto es esencial para comprender los factores interpersonales del desarrollo o al menos algunos de ellos. Es necesario ser conscientes de esas estructuras que los individuos van construyendo, la manera en la que lo hacen y cómo ésto les afecta en sus relaciones con el mundo ya que a partir de ellas surgirán nuevas conexiones que, si no guiamos, pueden facilmente dirigirse a concepciones que huyen de la confusión, del estado del no saber alejándose por lo tanto de la intriga, de la búsqueda, del desarrollo de su identidad hacia los niveles más abstractos y comprometidos.


En la reflexión anterior señalaba que no sabía ni porqué la escribía… Ahora creo que podría darle una explicación y es que, antes de ser capaces de identificar esas características en los otros, es necesario que nos miremos a nosotros mismos ya que ésto también nos ayudará a conocer a qué responden nuestras interpretaciones, nuestras propias conexiones y cómo éstas están afectando a la manera de interpretar las de otros.


Esta sensación de no saber hace que te tiemblen las piernas…pero al final… empiezas a aconstumbrarte a andar con el temblorcillo…

miércoles, 10 de diciembre de 2008

EL SABER NO OCUPA LUGAR…


“ And so when you know that you know everything you need to know, even though some of it you didn’t really know you knew; but now that you know that you don´t really need to know whether you knew it, you can let yourself know everything that you need to know in order to do this, any time you know you need it” (Page 156) (Kay Thompson., 2004)


¿Quién es este Kay Thompson y sus frasecitas? ¿Quién le ha dicho a este hombre que cada uno sabe lo que necesita? ¿Quién dice que despojarse de la idea de que sabemos todo y de que no sabemos nada nos permite liberarnos de lo que “tenemos” que saber?


¿Y si tiene razón?...


¿Todos los dilemas que se nos plantean o que nos planteamos nosotros mismos ayudan a las personas a continuar en su desarrollo?


Si yo creía saber todo cuanto necesitaba saber sobre lo que tenía que saber, ¿por qué ahora he tenido que saber otras cosas? Y lo peor de todo… ¿a qué me ayudan estas cosas? Solamente a tener que tomar decisiones a oscuras, a lanzarme a una piscina que… ¡no sé si está llena o vacía!
Todos los interrogantes que se plantean en la vida o al menos, los que te hacen tomar una decisión ¿son un escalón más en ese puente que estamos intentando trazar hacia el otro lado? ¿Y si nadie sabe dónde se sujeta ese puente? ¿Y si nadie está al otro lado? Entonces… ¿cómo me van a guiar en ese proceso de seguir avanzando? (releyendo me doy cuenta de que quizá… a partir de ahora tenga que caminar sola…). Quizá sea que no todos los momentos en la vida de una persona en los que hay que tomar decisiones sean momentos clave de transición, quizá sean solo puntos de inflexión que, según el camino que sigan llevarán o no a propiciar ese desarrollo o a quedarnos donde estábamos… o peor… ¡a ir hacia atrás como los “cangrejos”!


Quiero creer y soy fiel a ésto, que para atrás no se puede ir…. Se puede intentar no mirar hacia adelante, esconderte y hacerte “la sueca”… pero una vez que empiezas a andar, la única dirección posible que queda es hacia adelante, con diferentes matices, con diferentes consecuencias, pero hacia delante.


En muchas ocasiones siento la sensación de saber, de que tengo algo claro, de poder demostrarlo… Y todo ello, ¿a qué está respondiendo constantemente? Creo que responde no sólo a una manera de evaluarme, de ver cómo avanzo en mis aprendizajes, sino que está también hablando de mí misma, de lo que soy, de lo que hago, de cómo lo veo, de las sensaciones que me genera, de cómo me interpreto a mí misma en cada momento.
Saber algo, para mí, es ser algo.


Según ésto…soy lo que sé… ¿Lo soy?... es una contradicción constante porque diría… ¡claro que no soy lo que sé! Soy más cosas que todo ello… pero debe ser que lo digo bajito porque… ¿qué pasa cuando te das cuenta de que no sabes, de que hay cosas que aunque te esforzaras horrores por saber, tampoco sabrías hoy? ¿Qué les pasa a las personas en esas situaciones? ¿Qué es lo que me pasa a mí en esta situación?


Me tengo que permitir saber lo que necesito saber. Sería un primer paso… sería un momento para reflexionar sobre mí misma, sobre lo que sé de mi misma… sobre lo que soy al fin y al cabo…


Por no saber, no sé ni porqué escribo ésto…pero necesito escribirlo… Podría servir, como dice el texto del análisis de la narrativa, como forma de organizar los pensamientos, para esclarecer el asunto, para comenzar a dar luz sobre algo que, está claro al menos para mí, que me preocupa.
Quizá, alguien puede estar pensando que toda esta reflexión se debe quizá a una situación en la que me han dado a elegir algo y la duda me tiene absorbida. Si, yo también pensaba que era eso pero hoy me he dado cuenta de que eso es un síntoma más de mi propia identidad, de lo que soy o de lo que creo ser (un síntoma de mi propia identidad…¡como si estuviera hablando de una gripe!) . Y es que no es solamente el miedo a no saber lo que ocurrirá, este sentimiento se manifiesta también cuando me enfrento a una sensación de incomprensión, de “no saber hacer algo”…


Creo que este tipo de sensaciones limitan a las personas, me limitan a mi porque tengo que, constantemente, justificarme porqué sé o porqué no sé algo para no sentirme mal al pensar que tengo la obligación de saber y ¡no sé!


¡Y qué si no lo sé! Y… ¿quién me está pidiendo explicaciones? Si pensáis que es una locura todo ésto y que no tiene ningún sentido…entenderé que es lo normal… Para mí todo se entiende a la perfección…para mí, claro, que estoy en mi cabeza… Pero para los que aún no hayan aprendido a leer mentes como un tal Edward, lanzo aquí mi conclusión… ¿cómo voy a ser capaz de llamar a alguien desde el otro lado del puente si aún no sé ni donde me situaría yo?

martes, 2 de diciembre de 2008

EL JAPONÉS QUE NO ERA JAPONÉS, EL AMERICANO QUE NO ERA EL DEMONIO Y OTRAS MUCHAS COSAS QUE SON AL NO SER


Si intento leer el texto de Jodorowsky desde la posición en la que nos encontramos, intentando hacer conexiones con aquello que vamos viendo en clase, se me ocurren algunas ideas:


1- ¿En qué nivel de desarrollo intelectual se encuentra cada personaje?

- El americano vestido de cuero rojo: dualista, porque para él, cada problema tiene una única solución, la cuál ha encontrado en un libro. Sólo ha tenido que memorizarlo.
- Ejo Takata: compromiso con el relativismo. “¡Aprende a ser quien eres!”.

Llego a la conclusión de que Ejo está en este nivel de desarrollo porque entiendo que es capaz de darse cuenta de que Peter sólo repite un libro, pero no porque lo repita sin más, sino porque Peter está demostrando su creencia en la existencia de una sola verdad. Mientras que, desde mi punto de vista, la iluminación, esa búsqueda de la verdad en la que se encuentran los discípulos, está realmente en cada uno de ellos, de manera que cada uno encontrará una, la suya y será fiel a ella.

No sé si realmente tiene sentido todo ésto o este sentido se lo he dado yo, pero al menos me hace intentar buscar conexiones que me ayudan a comprender. Y ahora, surge una duda…

¿Hasta qué punto el estadio del compromiso con el relativismo puede contribuir al desarrollo de otros? Es decir, quizá un individuo que se encuentra en este estadio puede ayudar a fijar bases al otro lado del puente para favorecer el camino al otro lado pero, ¿hasta qué punto el “comprometido” es co-constructor de la realidad, de los significados, con el otro? ¿Puede? (Si tenemos en cuenta que la única verdad está en nosotros, y que ésta es que no existen verdades y a la vez que existen todas aquellas que lo sean para cada uno). ¿Dónde queda el aprendizaje colaborativo? ¿No es ya un camino en solitario?

¿Estas preguntas muestran mi propio nivel de desarrollo? ¿Mi impiden ver mis propias verdades?

Uy…que lío…