miércoles, 10 de diciembre de 2008

EL SABER NO OCUPA LUGAR…


“ And so when you know that you know everything you need to know, even though some of it you didn’t really know you knew; but now that you know that you don´t really need to know whether you knew it, you can let yourself know everything that you need to know in order to do this, any time you know you need it” (Page 156) (Kay Thompson., 2004)


¿Quién es este Kay Thompson y sus frasecitas? ¿Quién le ha dicho a este hombre que cada uno sabe lo que necesita? ¿Quién dice que despojarse de la idea de que sabemos todo y de que no sabemos nada nos permite liberarnos de lo que “tenemos” que saber?


¿Y si tiene razón?...


¿Todos los dilemas que se nos plantean o que nos planteamos nosotros mismos ayudan a las personas a continuar en su desarrollo?


Si yo creía saber todo cuanto necesitaba saber sobre lo que tenía que saber, ¿por qué ahora he tenido que saber otras cosas? Y lo peor de todo… ¿a qué me ayudan estas cosas? Solamente a tener que tomar decisiones a oscuras, a lanzarme a una piscina que… ¡no sé si está llena o vacía!
Todos los interrogantes que se plantean en la vida o al menos, los que te hacen tomar una decisión ¿son un escalón más en ese puente que estamos intentando trazar hacia el otro lado? ¿Y si nadie sabe dónde se sujeta ese puente? ¿Y si nadie está al otro lado? Entonces… ¿cómo me van a guiar en ese proceso de seguir avanzando? (releyendo me doy cuenta de que quizá… a partir de ahora tenga que caminar sola…). Quizá sea que no todos los momentos en la vida de una persona en los que hay que tomar decisiones sean momentos clave de transición, quizá sean solo puntos de inflexión que, según el camino que sigan llevarán o no a propiciar ese desarrollo o a quedarnos donde estábamos… o peor… ¡a ir hacia atrás como los “cangrejos”!


Quiero creer y soy fiel a ésto, que para atrás no se puede ir…. Se puede intentar no mirar hacia adelante, esconderte y hacerte “la sueca”… pero una vez que empiezas a andar, la única dirección posible que queda es hacia adelante, con diferentes matices, con diferentes consecuencias, pero hacia delante.


En muchas ocasiones siento la sensación de saber, de que tengo algo claro, de poder demostrarlo… Y todo ello, ¿a qué está respondiendo constantemente? Creo que responde no sólo a una manera de evaluarme, de ver cómo avanzo en mis aprendizajes, sino que está también hablando de mí misma, de lo que soy, de lo que hago, de cómo lo veo, de las sensaciones que me genera, de cómo me interpreto a mí misma en cada momento.
Saber algo, para mí, es ser algo.


Según ésto…soy lo que sé… ¿Lo soy?... es una contradicción constante porque diría… ¡claro que no soy lo que sé! Soy más cosas que todo ello… pero debe ser que lo digo bajito porque… ¿qué pasa cuando te das cuenta de que no sabes, de que hay cosas que aunque te esforzaras horrores por saber, tampoco sabrías hoy? ¿Qué les pasa a las personas en esas situaciones? ¿Qué es lo que me pasa a mí en esta situación?


Me tengo que permitir saber lo que necesito saber. Sería un primer paso… sería un momento para reflexionar sobre mí misma, sobre lo que sé de mi misma… sobre lo que soy al fin y al cabo…


Por no saber, no sé ni porqué escribo ésto…pero necesito escribirlo… Podría servir, como dice el texto del análisis de la narrativa, como forma de organizar los pensamientos, para esclarecer el asunto, para comenzar a dar luz sobre algo que, está claro al menos para mí, que me preocupa.
Quizá, alguien puede estar pensando que toda esta reflexión se debe quizá a una situación en la que me han dado a elegir algo y la duda me tiene absorbida. Si, yo también pensaba que era eso pero hoy me he dado cuenta de que eso es un síntoma más de mi propia identidad, de lo que soy o de lo que creo ser (un síntoma de mi propia identidad…¡como si estuviera hablando de una gripe!) . Y es que no es solamente el miedo a no saber lo que ocurrirá, este sentimiento se manifiesta también cuando me enfrento a una sensación de incomprensión, de “no saber hacer algo”…


Creo que este tipo de sensaciones limitan a las personas, me limitan a mi porque tengo que, constantemente, justificarme porqué sé o porqué no sé algo para no sentirme mal al pensar que tengo la obligación de saber y ¡no sé!


¡Y qué si no lo sé! Y… ¿quién me está pidiendo explicaciones? Si pensáis que es una locura todo ésto y que no tiene ningún sentido…entenderé que es lo normal… Para mí todo se entiende a la perfección…para mí, claro, que estoy en mi cabeza… Pero para los que aún no hayan aprendido a leer mentes como un tal Edward, lanzo aquí mi conclusión… ¿cómo voy a ser capaz de llamar a alguien desde el otro lado del puente si aún no sé ni donde me situaría yo?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sé si sé entenderte, solo sé que esta reflexión me lleva a pensar en algo que decía Tim Ingarfield cuando habla de que tenemos que saber autogestionarnos, y quizás ese es el principio, por eso tú a lo mejor te entiendes a la perfección, pero como también decía y uso esa metáfora, tienes todos los ingredientes y quizás necesitas ordenarlos y colocarlos para que te salga un rico plato, aunque chica creo que esto que has escrito ya lo es, quizás el problema está en la presentación, porque el sabor es bueno y la mezcla... pues también.

Yo no sé si sabes a donde quiero y sé llegar, pero sólo sé que como sé lo que tengo en mi cabeza en este momento, quiero que sepas a donde quiero llegar.

Quizás le podríamos preguntar a Descartes si en vez de pienso luego existo , si debería ser a veces "sé luego existo".

Un abrazo.

Alejandro dijo...

Hola

Si eres lo que sabes, cuando no sabes algo, ¿dejas de ser?

Creo que conectar de esa manera saber con un aspecto de identidad (ser) podría resultar limitante.

Para mí más que ser lo sabes eres lo que haces más todo aquello que están en disposición de hacer (y saber). El problema de la idea de ser es que lo cosifica, lo estabiliza, cuando en el fondo la identidad es un proceso. ¿Es lo mismo "BE" SER que "BEING" "llegar a ser"?

Si lo ves en términos de procesos, de lo que haces, lo que no haces y lo que estás en vías de ir haciendo, tal vez añada algo.

Había otra cosa que decías tú misma interesante.

Ahora te la comento, la quiero revisar...

Alejandro

Alejandro dijo...

Hola otra vez

Quería resaltar estas dos ideas:

"Y es que no es solamente el miedo a no saber lo que ocurrirá, este sentimiento se manifiesta también cuando me enfrento a una sensación de incomprensión, de “no saber hacer algo”…"


"Creo que este tipo de sensaciones limitan a las personas, me limitan a mi porque tengo que, constantemente, justificarme porqué sé o porqué no sé algo para no sentirme mal al pensar que tengo la obligación de saber y ¡no sé! "

Tú misma acabas de expresar muy bien el meollo de lo que haces. No es cuestión de no saber, sino el significado que eso tiene para ti, y cómo gestionas tanto ese significado como el proceso de llegar a saber, de seguir averiguando.

En términos dualistas o sabes o no sabes. En términos multiplicistas hay mucho que saber, muchas opciones. En términos relativistas cada saber depende de algo, el contexto, el momento, el interés, etc... etc... En términos del compromiso con el relativismo, sería el proceso de saber, de ir sabiendo lo importante. Valorar los productos provisionales y el proceso simultáneamente. El no saber tiene una ventaja epistemológica, la curiosidad de investigar, de comprobar, falsar (verificar los límites de lo que sabemos) e ir más allá.

Lo que comentas de justificarte (a alguien o a ti misma) por no saber es interesante. Se nos educa en saber, no en no saber y hacer algo al respecto. Generalmente se penaliza cuando alguien no se sabe, es fácil interiorizarlo.

Seguiremos...

Tenemos pendiente una conversación...

Alejandro