lunes, 9 de junio de 2008

LA PUERTA QUEDA ABIERTA... AQUÍ NO QUEDA TODO...


Me debía una reflexión… y sí, digo me debía porque a las alturas del curso en que estamos ya no creo que a mis compañeros les quede tiempo para ir reflexionando sobre estos temas de asignaturas que, aparentemente se están cerrando.

Seguramente muchos de los temas que hemos tratado en las sesiones y que nos acompañaban durante toda la semana aparecerán en diferentes situaciones y momentos ante los que nos encontramos diariamente, lo que pasa que implica mucho esfuerzo el ir un poco más allá. No basta con identificarlos, no basta con darles una explicación… creo que el nivel al que tenemos ya que encaminarnos es hacia una comprensión a tres niveles, o como me dijeron un día en una conversación fuera de clase, hay que comprender a nivel de fractales (vaya conversaciones eh…).

¿Todo ésto para qué? Para comenzar ya a reflexionar sobre cómo cerramos una etapa en el comienzo de una asignatura. Quizá para muchos la asignatura de habilidades sociales terminó el viernes con la puesta en común de la sesión que preparamos para los alumnos de INEF, quizá incluso para algunos terminó con esa misma sesión. Espero que no, porque desde mi punto de vista es ahora, con la distancia, con el tiempo de por medio y sin agobios de preparar una sesión para quedar bien con nuestros compañeros, cuando podemos ir un poquito más allá y analizar realmente todo lo que ocurrió en esas últimas sesiones.

Quizá podríamos quedarnos con la imagen de que al fin y al cabo no salió mal, que nuestros compañeros de INEF llegaron a descifrar el mensaje escondido detrás de todas esas actividades que llevamos a cabo pero… ¿Cuál era el mensaje oculto para nosotros? ¿Estaba realmente oculto? ¿Hemos sido capaces ya de sacarlo a la luz?

Creo que realmente nos quedamos en el camino, creo que abordamos la sesión y todo lo que su preparación conllevó desde un punto de vista productivo, es decir, buscábamos responder a unas necesidades, a una demanda de un grupo de personas que venían a recibir un curso de habilidades sociales. ¿No podríamos haber hecho de esta preparación del curso un propio curso para nosotros mismos?

He leído en otros blogs que hay gente que opina que realmente no somos expertos, que no somos capaces de comprender algunos de los contenidos desarrollados en la asignatura y mucho menos ponerlos en marcha. Quizá, esa es la visión o la idea que nos puede quedar si echamos la vista atrás y analizamos el proceso que se llevó a cabo en la planificación del programa desde el punto de vista del resultado que obtuvimos, pero realmente ¿qué pasaría si analizamos el proceso en sí mismo? Incluso ¿qué pasaría si analizamos lo que implicó para nosotros, lo que hizo despertar en nosotros aunque sea después de varias semanas? ¿Qué pasaría si echamos la vista atrás intentando comprender todo lo que allí se vivió conectándolo con la asignatura en lugar de con lo que se obtuvo aquel día?

Creo que una de las partes más enriquecedoras del proceso fue la preparación de la sesión. Yo no tengo la sensación de que nos dejaran solos en el camino… y si nos dejaron solos ante el peligro y tuvimos que tomar decisiones y si no salió como esperábamos o bien no obtuvimos un feedback correspondiente a nuestras expectativas, ¿significa eso que fracasamos? Desde mi punto de vista, y por supuesto después de unas semanas ya de distancia, puedo verlo ahora con otra perspectiva. Puedo ver que quizá podríamos haber aprovechado mucho más esas mismas situaciones, que realmente se pusieron en práctica habilidades sociales que habíamos estado trabajando en el aula, que fuimos una representación, un ejemplo de la escucha empática, del trabajo cooperativo, de la búsqueda de consenso y del hacer frente a los conflictos e intentar solucionarnos. ¿Por qué no fuimos más allá entonces? ¿Qué buscábamos realmente?

Creo que nuestra decisión fue ser fieles a un programa que les habíamos prometido a los compañeros de INEF, incluso un programa que respondía a las expectativas de Alejandro desde el punto de vista de que él confiaba en que finalmente lo llevaríamos a cabo. ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos dejado de lado el propio programa en sí y nos hubiéramos dedicada profundamente a analizar todos aquellos procesos que se estaban dando?

Nuestra decisión fue responder a esas “obligaciones impuestas” y no creo que esté mal, es decir, fue una decisión que de forma implícita todos teníamos claro, es decir, nadie se preguntó ni puso en duda la posibilidad de “dejar colgado el programa” e ir más allá en nuestro propio aprendizaje o en el ahondamiento de los contenidos de la asignatura. Y repito que creo que no fue una mala opción, pero siempre que esté ligada a una posterior reflexión en la que nos planteemos la idea de que todo podía haber sido diferente, de que la asignatura podía haber “terminado” reflexionando y desentrañando todo el proceso que estábamos vivenciando.

¿Imagináis que hubiéramos llegado a esa conclusión, a tomar esa decisión? Quizá, si lo hubiéramos hecho así podríamos haber desarrollado igualmente el programa que se nos pedía pero ¿con el mismo enfoque? ¿Con el mismo fin?

Esto es simplemente el comienzo de algunas reflexiones que iré dejando plasmadas en mi blog. Me gustaría simplemente cerrar pensando en que las 3 últimas semanas de habilidades sociales pueden comprenderse y analizarse desde diferentes puntos de vista (todo el proceso de elaboración del programa, lo que significó para nosotros, la puesta en marcha del programa y lo que significó para nosotros el resultado obtenido y el análisis del proceso, y por último cómo entendemos, qué sentido le damos y qué ha implicado para nosotros ese feedback último el viernes 30 de mayo) y obtendremos así diferentes conclusiones. Así, cierro aquí esta reflexión inicial dejando abierta a la vez la puerta para ir profundizando en esos otros puntos de vista a través de los cuáles podemos seguir analizando todo lo que ocurrió.


1 comentario:

Alejandro dijo...

Muy interesantes estos dos comentarios, al hilo por ejemplo de otros como el de Raquel, Cristina, María, María C. y Lucía.

Es un buen ejemplo de ir más allá y desde luego de comprobar cómo cuando cambias el DESDE dónde haces algo, atiendes A algo diferente, y por supuesto eso está muy influido dependiendo de EN qué contexto lo haces. Ahora el contexto es diferente y todo puede variar un poco. Es lo bueno de los contextos, si lo cambias o cambia, fácilmente sutilmente e interesantemente puede variar los "desdes" y los "a". El tema es si somos reactivos o proactivos, eso genera diferentes el poder disponer de más o menos opciones. En todo caso buen análisis,o buen inicio de análisis para seguir para todos aquellos para los que aún la asignatura no haya terminado. Cambia el contexto pero y qué más... Por eso también son importantes los propósitos...

Ah... los adverbios terminados en mente de antes no son gratuitos (como estructura lingüística me refiero...)

Un saludo

Alejandro


Ah... y no hubiera pasado nada si no hubierais presentado un programa tipo como el que se supone que yo estaba esperando (porque ¿qué es lo que yo estaba esperando si es que estaba esperando algo?)

Hicierais lo que hicierais al fin y al cabo estabais haciendo algo.