jueves, 19 de noviembre de 2009

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA


Dicen que la práctica te acerca mejor a los aprendizajes, que a través de experimentar, de explorar, de descubrir… empiezas a comprender, a asimilar, a formar nuevas ideas, a removerte por dentro… a convertirte en alguien más “lleno” o mejor construido…según se mire.


Pero resulta que, tras toda esa experimentación, tras cuestionarme tantas veces a las 14:00 h (y muchas veces en los cambios de clase, en la misma clase, durante una explicación absurda y ante un bostezo incontrolable), me doy cuenta de que la teoría inunda mi cabeza pero…¿dónde ha quedado la práctica?


Estoy de acuerdo con que yo aprendí más, mejor, que me acerqué a algo, que le di nombre, sensación, sentido y forma, pero cuando me encuentro en la hora de ponerlo en práctica… ¿dónde se ha metido?


Es curioso cómo saber algo no está estrictamente relacionado con ponerlo en práctica. ¿Es que en el fondo aún no lo sabemos? ¿Es que no sabemos ponerlo en práctica? ¿Es que es más fuerte la incertidumbre a llevarlo a cabo que la incomodidad de la disonancia que crea lo que ves, y lo que sientes, quieres y sabes que deberías, al menos, intentar hacer?


¡Pero qué conductistas que sois! Me chirrió esa frase…incluso me hizo sentir incómoda. ¡Conductista! ¿Yo? Venga ya… Pero vaya… que no iba la cosa muy desencaminada, y me alegro de la frase, no creáis, porque al menos ha sido el empujón de vuelta al blog. Creo que es una forma de desahogarme de estos retos (quería poner ratos pero me ha salido reto y creo que incluso es más apropiado) ante los que me encuentro cada día. Ratos y retos, al menos para mí. Pero además, es el momento en el que los puedo compartir, con los que me leéis y conmigo misma.


¡Ay que ver lo diferente que se ve algo que se plasma por escrito, que no anda solamente pululando por mi cabeza…! Parece empezar a coger forma, a tener sentido… y a empezar a ver por dónde podemos empezar a plantearnos cambios. Al fin y al cabo, el cambio es lo que me mueve a mejorar…supongo…


Impaciente por convertirme en una facilitadora del aprendizaje, en una guía en el aprendizaje, en una muleta en la que apoyarse, me he convertido en una preocupación constante porque no lo soy. Y lo peor… ¿qué está ocurriendo mientras no lo estoy siendo? ¿Qué estoy siendo?


Al menos creo que esta vez intentaré mantener la constancia… escribir algo más e ir descubriendo cómo poner en marcha mi manera de entender la enseñanza y el aprendizaje que, aunque no lo parezca… yo creo que algo se dejará ver…