viernes, 18 de julio de 2008

Y LLEGO LA HORA DE DESPEDIRSE...


Cuando terminaron las clases no me dio la sensación de que me despedía… Cuando terminaron los exámenes tampoco… puede ser porque seguía viniendo por la facultad y me encontraba con gente con la que había compartido muy buenos momentos.

Hasta hoy no había tenido la sensación de tristeza, de que realmente me despida. Y no ha sido precisamente porque no vuelva a pasear por los pasillos de la facultad, a morirme de calor o de frío en el despacho o porque no vaya a volver a ver a mis compañeros… Eso lo seguiré haciendo.

Sin embargo, hoy ha tocado despedirse de más personas, de personas que yo ya tenía en cierta estima, es decir, estaba agradecida no por lo que me han enseñado, que no ha sido poco, sino por cómo me han hecho ir pensando, cómo me han dado la mano para seguir hacia delante y personas que yo considero que merecen la pena, personas por las que esperaría para hacerme o no el doctorado…

Hoy he sentido que me despedía de la facultad. Las paredes, las sillas, los recuerdos… son solamente las que dan cobijo a las personas que realmente han sido la carrera de psicopedagogía estos dos años. No había sentido hasta hoy, todo lo que dejaba atrás… Y es que cuando las personas valen la pena… cuesta despedirse de ellas.

No sé lo que nos deparará el verano pero al igual que lo hacía al despedirme de los compañeros y profesores en el colegio, simplemente me despediré con un entrañable: “hasta septiembre”

Gracias.